Y yo aprendí que la amistad no es eterna. Aprendí que las personas tienen dos caras, y que siempre hay una que pretende hacerte daño. Aprendí que cuando te decepciona la persona que menos pensabas que fuera a hacerlo, se te queda grabado a fuego en la memoria. Aprendí que es mejor olvidar a las personas que más querías para no recordar lo ingenua que fuiste en un pasado. Y también aprendí que esas personas que están ahí para recoger tus lagrimas y alejarte de esos estúpidos, son las que verdaderamente valen la pena.
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