Ahora, después de tanto tiempo viviendo entre lagrimas, ahora, me doy cuenta de que todo ese tiempo no ha valido la pena, que no tengo porque derramar más lagrimas, porque a mi lado tengo a las únicas personas por las que merece la pena llorar, y ellas nunca me decepcionarán.
A veces no merece la pena sufrir. Quizá nunca. Siempre hemos de ser fuertes porque, aunque tengamos a amigos que nos ayuden a seguir adelante, quienes realmente debemos ser fuertes y capaces somos nosotros mismos. Nunca se sabe.
ResponderEliminarTe sigo :)
http://luciasanchezhernandez.blogspot.com
Muac!